martes, 17 de abril de 2007

Un cuervo sobre la nieve (o el instante decisivo)

Dimoni. (Foto: Isaías Fanlo.)

¿Medición de luz matricial o medición de luz puntual? He aquí otro de los debates que surgieron en el seminario organizado por Canonistas el sábado pasado. El tema no es sencillo: se trata de elegir de qué modo podemos calcular la luz que va a entrar en nuestra fotografía.

Por supuesto, como en todo tema controvertido, surgieron opiniones diferentes. había quien opinaba que la medición puntual daba una idea más precisa de la luz que entra en la imagen, y en cambio, había quien pensaba que era mucho más sencillo y eficaz optar por la matricial (que calcula, si no me equivoco, un 68% de la luz de la imagen que entra en los milímetros centrales del encuadre que decidamos).

Uno de los partidarios de la puntual, llegados a este punto, puso un ejemplo:

-Pero vamos a ver, ¿qué pasaría si vamos por la montaña y vemos a un cuervo negro sobre la nieve y queremos hacerle una foto? Si utilizamos la matricial, el cuervo no saldría, porque la nieve saldría gris, o el cuervo más pálido, según donde midiéramos.

-Ni el cuervo es negro, ni la nieve blanca -respondió uno de los partidarios de la matricial.

-Estamos ante un caso extremo -respondió otro.

Mientras tanto, yo me planteaba hasta qué punto estamos siendo ultraperfeccionistas con los requisitos técnicos de la fotografía, sometiendo la creatividad a esta infinidad de parámetros para, finalmente, aniquilarla. Porque no podía evitar imaginarme a toda aquella gente subiendo por el Aneto, la Pica d'Estats, el Teide o el Mulhacén, bien cargaditos con sus Canon y la ristra de objetivos y complementos (por supuesto, flashes diversos, filtros y el trípode que no falte). Agotados de cargar tanto peso, porque los 'Copitos', que es como se conocen popularmente los teleobjetivos de color blanco, pesan lo suyo.

Pues bien, en esas circunstancias, ¡oh sorpresa! Un cuervo sobre la nieve. En primer lugar... ¿es interesante fotografiar el motivo del cuervo? ¿De veras? Según como se mire, me imagino. Pero en fin, pensemos que se trata tan sólo de un ejemplo. Así pues, el intrépido fotógrafo se acerca a una distancia prudencial, y comienza a preparar la foto. Hagamos una lista de lo que va a tener que hacer antes de apretar el disparador:

Montar el trípode (que para algo lo hemos subido

Escoger un filtro

Plantearse el dilema: medición de luz matricial o puntual

Elegir un diafragma (porque todo buen fotógrafo debe de calcularlo de forma manual)

Elegir una velocidad (idem)

Disparar

En definitiva, seis pasos para conseguir la foto. Un montón de segundos. Y ahora es el momento de plantearse: ¿estará el cuervo posando a la espera de que hagamos todos los pasos y disparemos? ¿O más bien nos habrá dirigido una mirada indiferente antes de levantar el vuelo y arruinarnos la foto que queríamos tomar?

Mi opinión es que, más allá de paisajes, macros y fotografía a elementos inmóviles, hay situaciones en las que tenemos que hacer todo lo posible para disparar cuanto antes. Porque si nos planteamos en exceso la cuestión, zas, el momento mágico se habrá acabado, habremos perdido ese instante decisivo que hizo célebre Cartier-Bresson. No sé si el maestro hubiera podido capturar ésta imagen en la estación de St. Lazare de París si hubiera tratado de adecuar su Leica a las condiciones lumínicas, de foco, de diafragma adecuadas. Técnicamente, la foto es mejorable, pero en ese caso posiblemente hubiéramos perdido una de sus mejores fotos.
Estoy siendo algo radical. Quizás lo mejor sea buscar un equilibrio entre técnica e intuición. Por supuesto, siempre tenemos que acercarnos al máximo a la mejor foto posible, pero a veces tenemos que arriesgarnos a tomar una foto con ruido o con unas condiciones no tan buenas para en cambio lograr un momento mágico.
Por eso al principio de este post he colgado la foto del dimoni, tomada en la fiesta mayor de otoño de Lleida, el pasado mes de septiembre. Si me hubiera parado a buscar la mejor obertura de diafragma, una buena medición de luz, etc., no hubiera tenido la suerte de tomar esta imagen, que si bien técnicamente se puede criticar (sensibilidad muy alta, tomada en modo semi-automático), es una de las imágenes de las que estoy más orgulloso.
¿Por qué? Pues porque fue un golpe de suerte: el diablo acababa de subirse a un bordillo para encender la enorme bengala. Disparé justo en el momento en el que el fuego había prendido y las chispas empezaban a salir, de modo que parece una auténtica palmera de luz. Todos los personajes de la imagen están bailando, protegiéndose del fuego, entre la humareda provocada por los petardos. Todos de espaldas, no hay nadie que muestre su rostro... excepto los dos protagonistas de la foto: el dimoni, con su mirada confiada e incisiva, y la chica en diagonal, que le observa, apoyada en una valla, con ternura y admiración. Si clicais sobre la imagen la veréis más grande y mejor.
En definitiva, un instante, sólo un instante en el que todo coincide: las miradas, la diagonal en la composición, el fuego, el humo, la gente de espaldas... Y sin trípode, ni medición puntual, ni quebraderos de cabeza con diafragma y obturación. A veces, es posible que valga la pena arriesgarse a no tomar la foto más depurada técnicamente. Quizás, gracias a eso, tomemos una buena foto.

7 comentarios:

adalor dijo...

Estoy de acuerdo contigo hay que disparar cuanto antes ya que el momento decisivo del que hablas se puede ir en un instante. Pero claro, habla uno, que solo dispara con Lomos...

Salva dijo...

Totalmente de acuerdo con tu reflexión, además te doy un consejo: no te impliques demasiado en una organización de fotógrafos que se hacen llamar como una marca... no se han enterado de qué va esto.

Martin Gallego dijo...

El Instante Mágico le llaman. Se reconoce porque sube la adrenalina, sudoración fría y un nudo en el estómago, acompañado de lubricación ya sabes dónde.....

IF dijo...

¿Dónde? :-)

Jeje, en el caso de la foto que cuelgo, es lo que me sucedió.

Y cuando vi los resultados sobre pantalla... también!

Luis Vence dijo...

Hola Valjean. Qué bueno descubrir tu blog! No sólo tienes interesante información y realizas un trabajo de gran calidad, también tienes espíritu crítico y eso es fundamental.
Con respecto a ésto, si echas un vistazo a mi trabajo verás que hago un culto a la ESPONTANEIDAD, a la CACERÍA DEL INSTANTE. Si bien tengo muy en claro y siento gran respeto por la técnica fotográfica, he visto que muchos fotógrafos profesionales caen en el error de ser 100% Técnica, y...han perdido la capacidad de conmover!!! Se han vuelto fríos, con trabajos impecables, pero vacíos.
Así, viene alguien con su camarita compacta y automática pero con un ojo bien afilado para el INSTANTE POÉTICO, y click! Saca la foto que uno hubiera querido sacar y que seguramente hubiera podido sacar si no tuviese la mochila cargada de tanta técnica a cuestas.
Como siempre, el equilibrio, recalibrar el equilibrio en nosotros mismos creo que es lo adecuado.
(cuando quieras, te invito por mi casa virtual)
Saludos.

Toni Tugues dijo...

Que mi fotoblog se llame “Sense Mirar” en cierta manera es mi homenaje a esos fantásticos e increíbles tiros, léase “fotogramas / secuencia de frames” que a veces se consiguen casi sin mirar.

En ocasiones por suerte pocas, en mi trabajo en concreto, que tb es con una cámara, pero no de fotos, requiere que a veces tengas que ajustar todo en un segundo. Mientras te pones a grabar con una mano, con la otra estás colocándote la cámara (de 6 a 10 kg depende del modelo) a hombro, o debajo del sobaco, o donde puedas, que posiciones la óptica en angular si la tenias en tele, que recoloques el foco manualmente, ajustes diafragma, compongas a través del viewfinder, que el audio esté en su sitio, mientras te das de codazos y pisotones (maricón el último, pq es así), con otros colegas del ramo, total para conseguir unas declas (declaraciones) del político de turno o del que aparece de la nada para meterse en un coche que sale zumbando y que encima has de vigilar que no te pase por encima.. todo para sacar una secuencia que igual dura 6 segundos.. pero claro hay que tenerla. Y os aseguro que ahí (técnicamente digo) vale todo. Si tienes la imagen aunque sea rascada de foco, con un filtro que no era, un tanto quemada, o con los audios casi reventados, pues eso, vale y se vende.

Por lo que estoy totalmente de acuerdo con Valjean, cuando dice: “..hay situaciones en las que tenemos que hacer todo lo posible para disparar cuanto antes. Porque si nos planteamos en exceso la cuestión, zas, el momento mágico se habrá acabado, habremos perdido ese instante decisivo..

En estos casos solo gana, “el más rápido del oeste” : )

Salut!

Anónimo dijo...

Felizmente que as coisas não são incompatíveis e há espaço para todas as opções.

Naturalmente que há ocasiões em que devemos/podemos olhar, calcular, preparar o material, estudar as opções e regular a câmara. Quando fotografamos (ou fotografávamos) com filme essa opção era escolhida por sistema.

O digital veio permitir que possamos "estragar" fotos sem que isso saia mais caro... um "delete" e elas desaparecem. Isso tornou-nos menos cuidadosos...
Mas o digital veio permitir também que, numa foto "construida", possamos tentar várias conjugações de abertura/velocidade, várias formas de captura de luz, etc e, nalguns casos, ter a mesma foto com 10 ou 20 combinações diferentes.
Fica depois o dilema da escolha....

Mas, naturalmente, os snapshots continuam a ser uma parte importante da fotografia. Onde estariam as fotos de Joan Colom (só para me referir a um dos teus artigos aqui) se as tivesse que preparar com todos os requisitos?

Penso que há aqui duas coisas distintas: A fotografia como exercício de técnica (e parece-me importante) e a fotografia pelo prazer do "clik", a fotografia do "caçador" de imagens.

Ambas coexistem e se completam e, aprendendo a trabalhar para tirar boas fotos bem preparadas, também se melhoram as outras...

Felizmente que há lugar para tudo (até para as Lomo)...

[[]] Jorge