miércoles, 31 de agosto de 2011

Naturaleza muerta un domingo lluvioso y de resaca

Nueva York, 2011. (Foto: Isaías Fanlo.)

viernes, 26 de agosto de 2011

Estocolmo

Fide. Estocolmo, 2011. (Foto: Isaías Fanlo.)
¡Tras unos días en Estocolmo, este blog recupera su actividad hasta próximo aviso!

¡Y qué maravilla que es la luz escandinava!

domingo, 14 de agosto de 2011

China Town

China Town, Nueva York, 2011. (Foto: Isaías Fanlo.)


jueves, 11 de agosto de 2011

Bushwick, 2 de la mañana

Bushwick, Nueva York, 2011. (Foto: Isaías Fanlo.)

El lugar donde vivimos es una antigua ópera del barrio de Bushwick, en Brooklyn, transformada en una serie de lofts en los que viven básicamente artistas jóvenes de disciplinas diversas. Como es lógico, en la casa se celebran todo tipo de fiestas y de encuentros. El ambiente que se respira es vibrante.

Aunque a veces, al volver tarde a casa, uno se encuentra con escenas algo más reposadas.

martes, 9 de agosto de 2011

Bushwick, 7 de la mañana

Bushwick, 7 de la mañana. (Foto: Isaías Fanlo.)


Hace unos años, Bushwick no era un lugar muy recomendable. Pero en Nueva York siempre sucede lo mismo: poco a poco empiezan a llegar artistas jóvenes y sin muchos recursos en busca de alquileres baratos, llenan el barrio de vida y actividades, alguno de ellos se hace famoso y de repente se transforma en un barrio cool. Le pasó al Meatmarket district, en Manhattan, y a Williamsburg, el barrio vecino de Bushwick.

De día, Bushwick recuerda más a un barrio de México que de Nueva York. De noche, la nueva bohemia (bohemio-pijo) llega en la línea L para cenar en sus restaurantes (que se supone que los hay) y para participar en sesiones fotográficas, talleres, rodajes de cortometrajes...

Esta foto fue tomada a las siete de la mañana de un domingo de lluvia. Camino del Metropolitan Museum of Art, para ahorrarnos las colas en la exposición de Alexander McQueen.

jueves, 4 de agosto de 2011

Patti Smith, Robert Mapplethorpe, un paseo por Brooklyn

Hall Street, 160, Brooklyn, New York. (Foto: Isaías Fanlo.)

 "Today was a Monday; I was born on Monday.
It was a good day to arrive in New York City. 
No one expected me. Everything awaited me."
Patti Smith, Just Kids, 2010.


Nosotros también llegamos un lunes, aunque la ciudad, evidentemente, había cambiado. Si ya había cambiado desde la primera vez que estuve, en otoño de 2000, cómo no iba a cambiar desde el momento en el que una Patti Smith que acababa de cumplir 20 años llegaba, sin apenas dinero, a Nueva York.

El año pasado, Patti Smith, que es una de mis artistas fetiche, publicó un libro de memorias en el que describe, como una herida abierta en canal, la que fue su vida con Robert Mapplethorpe. Just Kids, así se titula el libro, ganó el año pasado el National Book Award. Encontré el libro en el International Center of Photography, y me tiene atrapado desde la primera página.



Si bien todo lo que explica Patti Smith me parece interesante desde que escuché Horses, hace ya más de diez años, este libro tiene algo mágico. Desde que lo compré, las casualidades se van superponiendo. Si lo voy leyendo en el metro, cuando el conductor avisa que llegamos a la calle 14, Patti Smith nos habla de un encuentro en esa misma calle. Leo que Patti Smith hace sonar obsesivamente "Lay Lady Lay", del disco Nashville Skyline de Bob Dylan, justo antes de una importante mudanza, y se me pone la piel de gallina al pensar que yo también utilicé esa canción el día de otra mudanza, también importante, y que Bob Dylan estuvo sonando toda la tarde, mientras preparaba mi última maleta camino de una vida más libre. Pero quizás lo que más me sorprendió fue leer en el pequeño loft que tenemos alquilado que Patti Smith y Robert Mapplethorpe, cuando se trasladaron a su primer piso conjunto en Nueva York, se instalaron en un piso... a unas manzanas de donde me encontraba.
Así que al día siguiente me dirigí por la avenida Myrtle hasta Hall Street. En el segundo piso del número 160 habían vivido Smith y Mapplethorpe. Una casa humilde, pero con personalidad. Me separé unos metros, saqué la cámara, tomé unas fotos, y me fui a pasear por el barrio, pensando en lo bonito que es poder participar, aunque sea con cuarenta años de retraso y de manera más que ficticia, de todo aquello.