Como ya dije, la mitad de las fotografías de Berlín que tiré con la Lomo han salido algo extrañas, porque (probablemente en el avión) la ruedecita que fija la sensibilidad ASA se movió y quedó en no man's land, de modo que la cámara no podía calcular nada. ¿El resultado? Imágenes de tonos grisáceos, sin balance de blancos (lo blanco era gris). Pero había fotografías buenas, en la primera parte del carrete (la afectada por el despiste), de modo que he tenido que irlas procesando una por una, tratando todos los colores.
Ésta es una de ellas. Para obtener un resultado que me convenciera, prácticamente tuve que pintar los colores. Supongo que, en cierto modo, es un buen ejercicio fotográfico.
1 comentario:
Si los pintaste, me atrevería a decir que eres todo un artista del color.
Saludos tocayo.
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