No son fotos muy originales, pero es que la luz en esa ciudad invita a sacar las cámaras cuando el sol se pone, y el Bósforo, azulísimo, empieza a agitarse con el viento, y el sol desaparece detrás de alguna mezquita o de la Torre Gálata, y los pescadores empiezan a vender lo que han podido sacar de las aguas revueltas en bocadillos y con ensalada, y en los bares se oye música pop, y los turistas se retiran agazapados, y las gaviotas (cabronas) se vuelven más pesadas, y el estrecho presenta menos actividad porque los ferrys empiezan a no salir de Üsküdar, y los vendedores ambulantes despliegan sus paradas modestas, y la ciudad, en definitiva, se despoja de su disfraz turístico justo después de regalarnos una nueva puesta de sol entre nubes y contaminación.
jueves, 18 de septiembre de 2008
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