lunes, 9 de junio de 2008

Delta de l'Ebre

Delta de l'Ebre, 2008. (Foto: Isaías Fanlo.)

En estos días de lluvias, de Llegará la tormenta, de trasvases ahora innecesarios, de sequía pasada por agua, de Expos sobre el agua bajo el agua, fui a pasar con Hugo el fin de semana al Delta del Ebro. Un lugar todavía medio desconocido (afortunadamente), lleno de paz, de caminos, de aves y de mosquitos, donde uno puede conducir sin destino (y sin carné) y dejar que la vista se pierda en el infinito.

3 comentarios:

hugo solo dijo...

Escribe el otro hugo desde oklahoma todo aqui en distancias parece infinito arboles en estado salvaje y cesped anchas calles y un silencio que impresiona otro planeta y una educacion y amabilidad tambien de otro planeta y las casas con patios de pelicula sin ser de zonas altas pajaros de toda especie que se pase la zbelnu un silencio que le daria digo yo para terminar lo que no ha comenzado.

senses and nonsenses dijo...

un buen lugar para perderse ...y encontrarse.

un abrazo.

Isabel Huete dijo...

Viví en Tarragona 11 años y en una ocasión caminé el delta por la orilla del mar a lo largo de varios kilómetros. Me sentí como en un mundo diferente, subyugante, insólito. Un bellezón.
Besazos.