miércoles, 12 de septiembre de 2007

La plaça del Ginjoler

Barcelona, 2007. (Foto: Isaías Fanlo.)

Estos días, en el teatro donde trabajo, estamos en plena actividad: las primeras producciones de la temporada están al caer y es preciso que coordinemos con la máxima precisión posible los programas, los libros y todo el material publicitario que publicaremos. Es mucho trabajo, pero lo cierto es que me resulta agradable y me siento afortunado de dedicarme a ello.

De entre todas las producciones, hay una que se lleva la palma. Nuestro "plato fuerte" de la temporada: La plaça del Diamant, adaptación de la novela homónima de Mercè Rodoreda, uno de los textos más bellos y duros que se escribieron en catalán durante el siglo XX. Yo, que me he leído el texto (y varias veces, gages del oficio...), he podido comprobar que la adaptación teatral de Josep Maria Benet i Jornet es francamente buena y no le va a la zaga a la novela. La escenografía será espectacular, el elenco de actores es fabuloso, empezando por Sílvia Bel que hará de Colometa... es una obra que transmite muy buenas sensaciones y que desde aquí recomiendo a todo el mundo que le guste el teatro.

Pero hay otra plaça, además de la del Diamant, que merece protagonismo estos días. La futura plaça del Ginjoler. Hace unos meses, escribí un pequeño artículo en este blog (que, por cierto, me costó recibir amenazas vía correo electrónico) hablando del azufaifo de la calle Arimón, de su más que posible fin (pese a tratarse de un árbol de indudable interés natural, en una ciudad con muy pocos árboles como es ésta) y de la futura construcción, en su emplazamiento, de un nuevo edificio en esta calle que antaño sólo tenía casitas. Una calle que podía representar la esencia de ese St. Gervasi en el que, precisamente, habitó la Rodoreda.

Finalmente, al contrario de lo que puede suceder, el Ayuntamiento tuvo que ceder a las peticiones constantes y (afortunadamente) molestas de dos vecinas, arropadas por todo el barrio. Las vecinas reunieron informes que justificaban la necesidad de que el azufaifo se quedara allí. Descubrieron que en 1977 ya estaba proyectada una plaza en este solar. Colgaron carteles en todos los comercios, recortes de prensa con artículos sobre el azufaifo, que ha devenido famoso. Con la ayuda del propietario de un restaurante del barrio y la complicidad de los vecinos de la calle, se colgaron banderas verdes en todas las casas, y se ataron lazos también verdes en las verjas que protegían el solar. Un esfuerzo encomiable que ha dado su fruto, porque el ginjoler se queda aquí... y vamos a tener una plaça del Ginjoler. Barcelona ha perdido un edificio, y ha ganado una plazuela. Es, podríamos decir, un pequeño paso para el barrio, pero un gran paso para la ciudad, porque este árbol es más que un árbol, es el símbolo de que no siempre tenemos que aceptar resignados que los de arriba hagan siempre lo que quieran. En una democracia, el pueblo puede hablar... y tiene que ser escuchado. A veces cuesta, claro, pero vale la pena. Y la plaza quedará allí, como testigo de este esfuerzo. Y dentro de varias décadas, cuando nadie se acuerde de la lucha por la plaza, cuando los artículos de periódicos queden olvidados en las hemerotecas, cuando los niños jueguen a la sombra de este árbol centenario sin saber que el solar estuvo a punto de ser edificado, el ginjoler seguirá allí, como parte de la memoria del barrio.

Desde aquí quiero felicitar a Isabel Núñez, vecina física y en la blogosfera, que es probablemente la máxima responsable de este final feliz para el ginjoler-azufaifo. Esta fotografía, tomada con la Lomo LCA+ y revelado cruzado, en la que se puede ver el rótulo de la futura plaza (falso, claro, pero à la maniere de los rótulos de las calles de la ciudad), está dedicado a ella y a toda la gente que pensó que valía la pena este pequeño gesto.

4 comentarios:

Belnu dijo...

Gracias, Isaias!

Safaris Urbans dijo...

Gràcies!
Els creuats,no sempre surten com desitjaries,el proper cop els portaré
aquí,habiam que tal.
Salutacions

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=XhKXjl2WKDU

hugo solo dijo...

No confundamos en una ciudad con tan pocos arboles como esta ! Barcelona esta llena de arboles y parques una cosa que por tu barrio escaseen pero no muchas ciudades tienen la mayoria de las calles arboladas salvo Arimon la perla de Labuan.