jueves, 12 de julio de 2007
Verano en la ciudad
Con esta foto inicio una serie (bastante larga, de más de una veintena de imágenes) sobre el verano en Lleida, una ciudad de interior de Catalunya. Mi cámara y yo somos una especie de flâneur que ya no busca perderse en los bulevares de París, como relataba Baudelaire, sino hacer una relectura más cruda que sarcástica de espacios destrozados por el urbanismo de mediados del siglo XX, y de los retos y problemas que plantea el urbanismo del siglo XXI.
Existe también otro objetivo en la serie: captar la esencia del verano en la ciudad. Es por eso que la mayoría de fotos están tomadas entre las 13h y las 17h, y también entre las 20h y las 21h. Las primeras horas, cuando el sol está tan elevado y es tan fuerte que resulta poco recomendable salir, pero a la vez, produce unos juegos de luces y sombras extraordinarios, que iluminan la ciudad sin piedad; horas en las que apenas hay nadie por la calle, y la ciudad parece un decorado casi vacío... una especie de escenario decrépito para los sueños y las pesadillas de los despistados.
Las otras fotos están tomadas, como ya he escrito, entre las 20h y las 21h, cuando el sol es más amable, baja la brisa por el río Segre y la gente empieza a salir. La ciudad, poblada, y con una luz más débil, cambia... y la gente se deja llevar por el ritmo cansino del verano, como paseantes sonámbulos.
En la serie he tratado de plasmar los siguientes puntos físicos:
-Espacios en los que nadie pensaría tomar una foto. Rondas, calles creadas en los años 50-70 del siglo XX, en los que no existen ya casas dignas de atención. Estos lugares forman parte del imaginario de la ciudad feísta, olvidada, también, a ojos de la gente.
-Los numerosos no-lugares de la ciudad que crece. Espacios no habitados, no pensados para el paseante, que configuran una especie de desierto urbano en el que apenas puede verse algún vecino despistado.
-Lugares que cambian: antiguas calles periféricas que están en pleno proceso de transformación en lugares céntricos, y que se encuentran en aquella "tierra de nadie", entre la degradación y la novedad.
Por último, la mayoría de las fotos están tomadas con mi Canon EOS 350D (más el Tamron 17-50mm f2.8), aunque algunas de ellas las he tomado con la LCA+ y con la Holga.
Etiquetas:
Lleida,
Serie Verano en la ciudad
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