Estocolmo, 2013. (Foto: Isaías Fanlo.)
Era cerca de la medianoche. Volvía a casa (a casa de Fide) de una cena en casa de Ats i Franklin, en una zona acomodada del barrio de Södermalm. Había sido una tarde estupenda, y aunque el vino me había subido un poco me encontraba estupendamente, así que decidí hacer una parada en un mirador privilegiado no muy lejos de Slussen (los que no han estado en Estocolmo habrán visto Slussen porque es donde pegan una paliza a Lisbeth Salander en la primera película de la trilogía de Larsson). El tiempo era suave, inmejorable, así que antes de tomar el metro me acerqué para ver las vistas sobre Gamla Stan.
Al llegar allí, me detuve en seco. Supongo que no había estado allí de noche, en esta época del año, porque nunca había visto aquella luz. Ni idea de si estaba anocheciendo, o amaneciendo. Si uno prestaba atención podía ver una gama de azules y de rojos imposible de apreciar en los cielos del sur. No sé si la foto hace justicia a las vistas, pero había que intentarlo.
Me quedé en aquel lugar tanto tiempo que perdí el metro y por poco me quedo atrapado en la ciudad. Llegué al andén antes de que saliera el último tren hacia Rinkeby, todavía impresionado con aquellos colores.
La banda sonora de esta foto para mí está clara. Roxette es uno de esos grupos que, aunque ahora esté de capa caída, me ha acompañado desde que era un preadolescente. Y siempre que veo el edificio del ayuntamiento (a la izquierda en la foto) y la ciudad de noche recuerdo el videoclip de 'Fading Like a Flower', que me fascinaba incluso antes de conocer esta ciudad a la que espero volver siempre.
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