De viaje

Cara petita. (Foto: Isaías Fanlo.)

Me voy de viaje. Un viaje pequeño, pero bonito: cinco días entre Roma, Nápoles y alrededores. Volveré con energías renovadas, espero, y con nuevas fotos, espero.

Mientras tanto, una pequeña cara encontrada en Lión. Foto tomada con la LCA+, como puede deducirse muy fácilmente...

Puro teatro

Espectacle al Teatre Romea. (Foto: Isaías Fanlo.)

Espectadores

Acotació. (Foto: Isaías Fanlo.)

Tengo la suerte de trabajar en un teatro, y de estar en contacto constante con el mundo de la escena. Lo que me permite, por razones profesionales, ir a menudo al teatro (aunque por desgracia no todo lo que uno va a ver es extraordinario), y también, en algunas contadas ocasiones, entrar con una cámara a la platea. En esta ocasión, con motivo de un espectáculo organizado por la Fundació Romea, pude tomar instantáneas del momento.

Colgaré alguna foto del escenario, pero quizás lo que me llamó más la atención fue tomar conciencia del público, esa cuarta pared atenta, cosificada, inmóvil, absorvente, severa y muda. Tomé la imágen con el pequeño y a veces muy útil 50mm f1.8, forzando al máximo el diafragma. Por eso sólo está enfocada la primera espectadora. El resto se diluye entre diálogos y monólogos.

Como una acotación.

Caminos de ida y vuelta

Hotel César. (Foto: Isaías Fanlo.)

Hay caminos de ida y vuelta (la ruta natural).
Hay caminos que se cubren de hierba a medida que los vas atravesando. Caminos que no quieren mirar atrás.
Hay caminos que no tienen un final.
Hay caminos cuyo final es repentino. Un barranco.
Hay caminos que nunca llegaremos a recorrer. Caminos del posibilismo.
Hay mil caminos para un solo paso.
Hay miles de pasos para un solo camino.
Hay caminos que se bifurcan. Senderos en los jardines.
Hay caminos del exceso (si estás dispuesto a afrontar la escena, no es de Willam Blake). Caminos que se recorren quemando con malas artes el espíritu del vino.
Hay caminos de vuelta, pero no de ida.
Hay caminos hechos de silencio.
Hay caminos.

Todos los caminos llevan a Roma, dicen. Yo, a Roma, llegaré el viernes por la mañana, para descansar, para reencontrarme. Para reencontrar a todo(s) aquello(s) que uno a veces no sabe que puede perder.

Para descansar, por cierto, este magnífico hotelito centenario en Vilanova i la Geltrú (Barcelona): Hotel Cèsar, también conocido como el paraíso de los sueños. La foto está tomada con mi LCA+.

Lyon au Coeur (11)

La ruta natural. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (10)

Celobert. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (9)

Turista. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (8)

Passatge. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (7)

Intermitencia. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (6): À contre-courant

Contrasentit. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (5)

Pareja. (Foto: Isaías Fanlo.)

Reprendo la serie lionesa con este "robado".

Intermezzo: Agbar-TNC

Agbar-TNC. (Foto: Isaías Fanlo.)

Como intermezzo en la serie Lionesa, que no se ha acabado, esta foto de ayer antes de salir del trabajo. ¡Al fin y al cabo, éste también es un fotoblog de Barcelona!

Lyon au coeur (4)

Lector i passejants. (Foto: Isaías Fanlo)

Lyon au coeur (3)

Góticos frente a un café. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (2): Impasse Turquet

Impasse Turquet. (Foto: Isaías Fanlo.)

Lyon au coeur (1): Escales

Escales. (Foto: Isaías Fanlo.)

Cadira

Cadira. (Foto: Isaías Fanlo.)

Infiltrado

Espanyol. (Foto: Isaías Fanlo.)

Me considero un buen aficionado al deporte en general y al fútbol en particular. Y mis dos equipos son el Barça y el Lleida. Así pues... ¿qué hace esta foto aquí? Los colores blanquiazules y la bufanda no engañan: la foto está tomada en el campo del Espanyol.

Pero es que ya lo he dicho: soy un aficionado al fútbol, al buen fútbol, y tuve la suerte de que en la empresa me ofrecieron la oportunidad de conseguir una entrada para ir a ver el Espanyol - Werder Bremen (Semifinales de Copa de la UEFA) hace dos semanas. Un auténtico partidazo, que acabó en paliza para el equipo de Barcelona (3-0). Me alegré de que la semana pasada el Espanyol certificara el pase a la final de la UEFA, y les deseo suerte en Glasgow, contra el Sevilla.

Como "infiltrado" en Montjuïch, me gustó mucho poder ver un partido en el cual uno no siente una fuerte vinculación emocional hacia ninguno de los dos equipos. Mi favorito era el Espanyol, pero tampoco me hubiera pasado nada si el Werder hubiera sacado un resultado mejor. (Yo soy muy nervioso, y cuando veo un partido emocionante en el que Barça o Lleida juegan, me pongo enfermo: hace un año, en París, estaba viendo la final de la Champions League entre Barça y Arsenal, y casi me da algo... suerte que la cosa acabó bien.) Digamos que, cuando no hay implicación emocional, disfrutas sin sufrir. O te aburres sin sufrir, que cuando los partidos son soporíferos, el fútbol es insoportable. A todos los aficionados al fútbol, les recomiendo una experiencia similar.

en Montjuïch aproveché para probar mi nuevo objetivo, el "tele" 55-200 f4-5.6, que conseguí casi sin quererlo y de pura chiripa. Mi intención es usarlo sólo en circunstancias muy concretas, y en excelentes condiciones de luz, pero en el estadio conseguí alguna foto interesante (aunque, eso sí, tuve que forzar algo las ISO, pero tampoco me importa demasiado). Como ésta de Iván de la Peña, lo Pelat, dando uno de sus magníficos pases.

En definitiva, una tarde de experimentos.

Confrontación

Confrontación I-III. (Fotos: Isaías Fanlo.)

Lomo LCA+.

Mirada

Ull. (Foto: Isaías Fanlo)

Piaf

Port de Barcelona. (Foto: Isaías Fanlo.)

Curiosidades de la LCA+. A veces una foto que podría ser anodina tiene algo especial. Es el caso del detalle de la luz en el agua, y de los colores plateados del mar. Pero, especialmene, de la luz en el agua.


Ayer fui a ver La vie en rose, el esperado biopic sobre Edith Piaf. La película tiene su atractivo por tres razones: la primera, por la banda sonora, que contiene (oh sorpresa) multitud de canciones de la Piaf; la segunda razón es el guión, que no tiene mucho mérito dada la vida extrema y particularísima que tuvo la fantástica cantante; y la última razón, por ver a la protagonista, Marion Cotillard. De hecho, en mi opinión, Cotillard es el gran elemento desequilibrante de la película. Para bien y para mal, porque su interpretación es tan extraordinaria, es tan indéntica a Edith Piaf, que destaca demasiado por encima del resto de actuaciones, y también del montaje, tan deslabazado que acaba confundiendo al espectador. A La vie en rose le sucede como a la película Capote: la actuación de sus protagonistas es tan sobrebia que el resto de la película sale perjudicado.

Una última nota: no sé de quién depende lo de los títulos de las películas, ¿pero basándose en qué criterio traducen o no los títulos, o directamente los cambian? ¿Por qué Marnie en español es Marnie, la ladrona? ¿Por qué, en cambio, no traducen un título como Lost in Translation? (me costó muchísimo convencer a mis padres, que no saben inglés, para que fueran a ver la película, porque se pensaban que entenderían tanta cosa como el título, es decir, nada). ¿Lo de cambiar el título original de la película que hemos comentado -La môme, o sea, "la niña"- por el de la canción más conocida de la Piaf es una estrategia de márquetin? Un día me gustaría dedicarle un post a este tema, que resulta apasionante.